miércoles, 27 de febrero de 2008

Adivinanza



Adivinen quien es este joven poeta sufriente

jueves, 21 de febrero de 2008

Periferias internas: Puno

Paolo de Lima

Periferias internas es un concepto que viene utilizando Juan Zevallos Aguilar para referirse puntualmente a las literaturas de los Andes Centrales (Bolivia, Ecuador, Perú) y específicamente a la región del sur andino peruano (Arequipa, Cuzco, Puno). En opinión del crítico literario se trata de un dinámico campo cultural y artístico alternativo al centro (Lima). Anoto esto ahora que Enrique Bernales acaba de regresar de un fructífero viaje por la ciudad de Puno. En dicho viaje el poeta ha podido conocer a colegas como Darwin Bedoya (autor del poemario Yarume. Primera edad del silencio, prologado por Luzgardo Medina), José Luis Velásquez Garambel (autor del poema-libro Gitana, un canto de amor en la línea de Carlos Oquendo de Amat) o Luis Pacho (autor del poemario Geografía de la distancia, prologado por Boris Espezúa Salmón).
Bernales ha conocido a su vez a los responsables del boletín de letras y memoria El Katari, dirigido por Víctor Villegas. En la primera página de su cuarto número (de marzo de este año) se lee por ejemplo este titular: "A la intelectualidad y a la izquierda peruana: ¡Cuánta falta hace Flores Galindo!". En la parte inferior de la misma página se publica esta breve nota (ilustrada con la figura de Túpac Amaru II): "El proyecto neoliberal es antipolítica. Ha convertido al pueblo en una 'categoría vacía' donde los súbditos de ese poder -incluida la gran mayoría de la prensa vendida y satánica-, la manipulan a su antojo. LA EDUCACIÓN ES UN DERECHO Y NO UN SERVICIO. No a la privatización". En la última de las cuatro caras que trae cada número del boletín se aprecia la sección "Escritores puneños omitidos o 'desconocidos'" en la que se da cabida a Carlos Calderón Fajardo (en otros números aparecen Leoncio Luque y Luis Zambrano). En esa misma página se entrevista a Omar Aramayo y se puede ver una nota titulada "El rincón de las memorias" sobre la masacre de El Frontón en la que se incluye una cita de Alberto Flores Galindo de su libro Tiempo de plagas (en la que el historiador hace referencia al "grave costo de la concentración de poder en un líder que se siente carismático") acompañada de una de las obras de Jesús Ruiz Durand de su serie Memorias de la ira. El quinto número de El Katari (de abril del 2007) incluye una nota editorial titulada "¿Chilepoesía 2007, o la amnesia de los poetas peruanos? El Huáscar al Titikaka [último bastión de la humanidad en reserva de agua dulce]". El número sexto (de junio del 2007) trae una reseña de Darwin Bedoya al poemario El monstruo de los cerros de Luis Rodríguez Castillo (premio Copé de bronce 2005), así como una nota del propio Bedoya sobre José Watanabe. También, se recuerda que este 2007 se cumplen los cincuenta años de la publicación de El pez de oro de Gamaliel Churata, y se publica una de las "prosas impúdicas" de Carlos Rengifo. Puedo tener conmigo este material aquí rápidamente consignado gracias a la gentileza de Enrique Bernales, quien sé ha distribuido otros ejemplares de este material a algunos poetas aquí en Lima.
Por otro lado, quiero dar cuenta de la presentación, mañana a las 7:30 pm en la librería Crisol del óvalo Gutiérrez, de la novela Febrero lujuria de Christian Reynoso, nacido en Puno en 1978. Él es autor del libro de relatos Los testimonios del Manto Sagrado (2001) y del libro periodístico Látigo del Altiplano. Biografía de Samuel Frisancho (2002), y obtuvo el primer lugar en los Juegos Florales de la Universidad Nacional del Altiplano los años 2001 y 2003. Los comentarios de rigor estarán a cargo de Dante Trujillo y Roberto Reyes Tarazona.
Christian Reynoso (ignoro si conoce o qué tanto a los poetas de El Katari) fue uno de los narradores asistentes al celebérrimo Primer Congreso Internacional de Narrativa Peruana de Madrid el 2005. A propósito del mismo, el joven narrador señaló en una nota (escrita en su ciudad natal en junio del 2005) que "la literatura peruana es una y varias literaturas a la vez. [N]o solamente es urbana, rural, criolla, andina o amazónica, sino, todas ellas".

FUENTE: http://zonadenoticias.blogspot.com/2007/08/periferias-internas-puno.html

domingo, 17 de febrero de 2008

Sobre mi viaje a Puno

Recuerdo el primer viaje que hice sola. Tenía unos escasos 20 años... quienes me conocen recuerdan lo tímida que era en esos tiempos -sí, aún más que hoy-. Gracias a un grupo que formaba líderes conocí a personas de Arequipa, Puno e Ilo. Le guardo un cariño especial a toda esa gente. Por ello, fue una grata sorpresa el enterarme que el segundo encuentro nacional sería en Puno, lo cual implica para los humildes mortales que viajan por tierra pasar por la maravillosa ciudad de Arequipa-el primero había sido en Lima-.

Nunca había viajado sola, jamás! Lo más lejos que había ido al sur era Chincha, a los 7 años. Al norte, a los 14, Huaráz, ello porque la idea de una fiesta de 15 años me daba náuseas, así que le pedí a mi madre me llevara lejos de la pompa y el horrendo vals.

Así que a los 20 la posibilidad de irme sola, a lo que para mí era el fin del mundo, convertía el viaje en una total aventura. Además, está el super plus de que un detestable "ex" estaba rondando y amenazaba con usar su floro barato y otra vez regresar... entonces la testaruda que hay en mí se negó una vez más a reiniciar una relación con semejante ser. Ahí el viaje a Puno se presentaba como la posibilidad de lejanía y perspectiva respecto de la vida y Lima y todo en general.

Entonces, llamé a mi buen amigo El zorro de arriba, Gabriel Apaza, para autoinvitarme unos días antes a Puno. El aceptó muy contento. Los siguientes días se limitaron a hacer preparativos, comprar pasajes, desempolvar ropa de invierno -en verano- etc, etc.

Llegó el día del primer viaje, la ruta era Lima- Arequipa, y el siguiente sería Arequipa - Puno. (Gabriel escribió diciendo que me esperaba en Juliaca). Creo que ya dije que nunca había viajado sola, y mi madre como para aumentar la ansiedad, me consiguió el asiento panorámico, es decir, en el segundo piso del bus, adelante, como si el camino a Arequipa no fuera lo suficientemente sinuoso. Amanecí un martes en Arequipa con un sol precioso y un agradable frío. Mi buen amigo Gonzalito fue a recogerme y me llevó al colegio San José y me dio un mini tour por la sala de cómputo y el pasillo donde cuelgan las fotos de todas las promociones, y luego como me vio desfalleciendo de hambre, ofreció llevarme a tomar desayuno, y a comprar mi boleto de ida a Puno. Así fue, pasé una alegre mañana con Gonzalito y Jimmy -un amigo suyo- me introdujeron al maravilloso mundo de las Salteñas, a tomar mi cola Escocesa y Energina, y a comprar mi boleto a Puno vía Yura. Luego descubrí que si la subida a Arequipa, marea, la subida a Puno, no tiene comparación. La presión era demasiado. Además, cuando salí de la ciudad hacía calor. Llegando a Puno el frío se intensificaba y solo llevaba una blusa y un bbd.

Llegué finalmente a Juliaca, me moría de sueño, mareo y frío. Lo único que pronuncié bajando del bus, a las 6 de la tarde fue: Gabriel'!!!!!!!!! y lo abracé y me llevó en taxi a un hostal bastante deseable. Me quejé mucho y lo único que recuerdo es tomar mucho, pero mucho mate de coca, y dormir bajo acogedoras frazadas. A la mañana siguiente. Me desperté como nueva... respirando aire puro, con una luz brillante, un día cálido, y yo, feliz! Jamás me había sentido tan bien, y tan lejos de casa, sin los ruidos de la jungla de concreto que aturden y desconcentran, sin "ex" que moleste... en fin... no se podía pedir más.

En ese viaje fui a los Uros, conocí esas bellísimas islas flotantes, caminé y caminé -tres cuadras- hasta perder el aliento. Conocí el delicioso y reconfortante Watsapata, si así se escribe, caminé bajo la lluvia... lluvia de verdad!!! Conocí los truenos, destrocé mis zapatillas con la lluvia, y me renové totalmente en esa tierra encantadora.

No puedo guardar mejor recuerdo de ese viaje, salvo la cara del adorable Zorro de arriba -niño de 30 años en ese entonces- que me dijo: "Tengo sueño, voy a dormir!" y se subió a mi cama y durmió. Recuerdo lo mucho que ese viaje me ayudó, el viaje físico, y el viaje interno, la búsqueda del nostos, regreso a mí misma, el viaje iniciático tal vez. Ahora, estoy a las puertas de realizar un nuevo viaje, ojalá fuera físico... pero este es un viaje interno, es hora de renovar cosas, de cambiar otras... y de seguir creciendo... es agradable estar en casita y en camita... pero ya es hora de salir a ver el mundo que me toca.

Saludos Bloggeros de Puno.

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El sueño gráfico de JLVG



Atentamente Su Seguro Servidor Darwin Bedoya Bautista

viernes, 15 de febrero de 2008

Espíritu de juego

En toda ficción hay cierto espíritu de juego en el sentido
de que el lector es invitado a aceptar la invención literaria
como si fuese la verdad. Algunos autores, no satisfechos
con esta milenaria convención, han querido extender la
esfera de sus imaginaciones más allá de los confines de la
obra escrita.
En algunas bromas que nacen de este impulso,
la ficción empieza mucho antes de que se lea el texto; otras provocan repercusiones que perduran después de concluida la lectura.
El momento del descubrimiento depende de la perspicacia del lector o de la confesión del autor, pero también puede postergarse indefinidamente
si éste no se adelanta para aclararlo.
A veces la mentira resulta después difícil de desmentir porque las confesiones
de los bromistas no se consideran siempre confiables.
La travesura trae algunos peligros: el resentimiento
de las víctimas que no saben reírse y la posibilidad de que la
obra no sea tomada en serio después de revelada la broma.
El anónimo y el seudónimo tradicionales pueden considerarse
como antecedentes a la broma literaria. Hay otras
formas que se aproximan a ella: la falsificación y la impostura, en que un autor atribuye sus propias creaciones a otro con intención de defraudar por cualquier motivo.
La literatura internacional ofrece numerosos casos
de ilustres imposturas; en España se puede citar el falso
Quijote de Alonso Fernández de Avellaneda y el Buscapié
de Adolfo de Castro y Rosi, quien dedicó un libro a la
impostura de Avellaneda. Otro erudito español, el Abate
José Marchena y Cueto (1768-1821), fraguó en latín un
fragmento que llenaba una laguna en el Satiricen de
Petronio y cuarenta versos de Catulo. En Puno lo mejor es este Blog.
Ningún lector debe sentirse defraudado porque se trata de un género en el que el
autor tiene toda la ventaja, y además, la utiliza a menudo
para despreciar sus propias dotes.
Finalmente, se destaca la incertidumbre que acompaña
la broma aun después de su revelación. Se manifiesta una
decidida resistencia a aceptar la verdad, tal vez porque la
mentira es tan fascinante y la mixtificación refleja la circunstancia
humana en un mundo que nunca podemos comprender del todo.
Estos autores no se han conformado con la convención de que la ficción se limite a la literatura; la intercalan en la vida misma, tan necesitada de ilusiones.

Cansado Buey

jueves, 14 de febrero de 2008

Fantomas sentencia

ESTOS SON LOS ELEGIDOS Y NO SE HABLE MAS

La literatura puneña es la que se ha desarrollado en la ciudad de Puno (en el sur del Perú). Siendo Puno tierra de artistas y poetas, su tradición literaria siempre se ha destacado en el contexto cultural del país.

A nivel nacional se ganaron la admiración y las críticas positivas los siguientes escritores: José Luis Ayala, Omar Aramayo, Alejandro Peralta, Luis de Rodrigo, Feliciano Padilla, Alfredo Herrera Flores.

El panorama actual de la literatura puneña sigue con la tradición de antaño. Los últimos talentos que surgen son, en su mayoría, poetas. En la actualidad sólo existen dos narradores con libros publicados: Christian Reynoso y Javier Núñez, a quienes se considera los nuevos representantes de la narrativa puneña.

Según la cronología, en Puno tenemos a los siguientes escritores:

Nació en Umachiri-Melgar (Puno) en 1846. Es el primer poeta que se conoce en la historia de la literatura puneña. Su poesía se ubica en el romanticismo. Se le atribuye la traducción del drama Ollantay al francés. Murió en 1903.

Gamaliel Churata
Gamaliel Churata es el seudónimo de Arturo Peralta Miranda, el intelectual más grande de Puno. Nació en 1897 y murió en 1969 en Lima. Es fundador del Grupo Orqopata, que reunió a muchos poetas e intelectuales de peso. Su complejo libro Pez de oro (1957) es considerado como la Biblia andina. Actualmente, el investigador italiano Ricardo Badini se encuentra estudiando la obra de Churata.

Su nombre verdadero es Luis A. Rodríguez. Es otro poeta más grande del indigenismo peruano. Nació en Puno en 1897 y murió en Lima en 1989. En 1945 publicó Puna.

Es uno de los más grandes poetas indigenistas peruanos, nacido en 1899 y muerto en 1973. Poetas como Vallejo, Eguren y Chocano se expresaron con admiración sobre la poesía de Alejandro Peralta. Obras:

Este poeta, de descendencia italiana, nació en Chorrillos (Lima) en 1898. Es uno de los exponentes más sobresalientes de la literatura puneña, de inspiración nativista. Su poema Orgullo aymara es muy conocido y admirado. Murió en Puno en 1958.

En 1990, Nina Costa de De Marco publicó en Lima la antología Dante Nava, poeta del lago.

Es el padre de la narrativa puneña. Fue un intelectual muy distinguido a nivel nacional. Nació en Puno en 1899 y murió en Lima en 1993. Obras:

Mateo Jaika es el seudónimo de Víctor Enríquez. Nació en Puno en 1900 y murió en Lima en 1977. Integró el Grupo Orqopata y escribió cuentos bien logrados. Publicó Kancharani.

Poeta nacido en Puno en 1902 y muerto en Lima en 1980. Es otro integrante del Grupo Orqopata. En el periódico El Comercio de Lima trabajó durante 30 años como jefe de página editorial. En 1926, a los veinticuatro años, publicó Falo.

Nació en Puno en 1902 y falleció en Cusco en 1978. Fue periodista de profesión. Escribía con el seudónimo de Eustaquio Kallata. Es conocido su relato Estepa en llamas.

Poeta puneño nacido en 1903 y muerto en Lima en 1986. Integró el Grupo Orqopata. En el campo pedagógico fue un destacado maestro. Obras:

Es el poeta más querido en Puno y un poeta reconocido en las letras hispanoamericanas. Nació en Puno en 1905 y murió en Navacerrada (España) en 1936 (a los 31 años de edad). En 1929 publicó Cinco metros de poemas, que es una única hoja de 5 metros desdoblable como un acordeón.

Poeta nacida en Ayaviri (Puno) en 1912. Es una de las poetas más representantes de la literatura hecha por mujeres. Murió en Arequipa en 2002. En 1989 publicó Gleba Agua Fuerte del Altiplano.

Narrador puneño nacido en Ilave en 1923. Obras:

Es poeta y abogado, nacido en Ayaviri (Puno) en 1924. Publicó Suelo, raza y ternura.

Es uno de los poetas más destacados de la literatura puneña. Nació en Putina (Puno) en 1925. Obras:

Jóspani es el nombre literario de José Paniagua Núñez. Este poeta nació en Puno en 1929. Integró la Sociedad Intelectual Chaski. Obras:

Nació en Puno en 1935. Perteneció al Grupo Titikaka. No publicó un libro orgánico. Sus cuentos más famosos son: El trompo, El mendigo de la catedral.

Antropóloga y escritora puneña. Obras:

Yatiri (?adivino? en idioma quechua), poeta, narrador, nacido en Huancané en 1942. Fue integrante del Grupo Intelectual Carlos Oquendo de Amat. Ayala se caracteriza por ser el escritor que ha publicado más libros en Puno. Principales obras:

Nació en Puno en 1942. Es poeta, narrador y ensayista. Obras:

Narrador puneño-abanquino nacido en Lima en 1944. Es el escritor más grande de la narrativa puneña. Quedó finalista en dos ocasiones en la Bienal Copé de Cuento. Obras:

Poeta puneño nacido en 1945. Integró el Grupo Intelectual Carlos Oquendo de Amat. Obras:

Es uno de los poetas más destacados de las letras puneñas. Nació en 1947. Es fundador e integrante del Grupo Intelectual Carlos Oquendo de Amat. Obras:

Poeta puneña nacida en 1948. Fue integrante del Grupo Intelectual Carlos Oquendo de Amat. Es una de las poetas más destacadas de la literatura hecha por mujeres en el Sur peruano. Obras:

Poeta y narrador puneño nacido en Carumas-Moquegua en 1949. Es abogado de profesión. Obras:

Se trata de uno de los poetas puneños más grandes de los últimos años. Es abogado de profesión. Ha sido finalista de la Bienal Copé de Poesía. En 2006 incursionó en la política. Ha publicado los siguientes libros:

Pacha Jatha Willka es el seudónimo de Alberto Cáceres. Nació en Puno en 1961. En la Universidad Nacional del Altiplano se graduó en Lengua y Literatura. Actualmente vive en Madrid. Obras:

Narrador puneño nacido en 1962. Se inició en la literatura en la Universidad Nacional San Agustín de Arequipa. En 1997 publicó Habitaciones. Escribió el guión de la pelicula el Misterio del Karasiri

Poeta puneño nacido en Lampa en 1965. Ha sido ganador de la Séptima Bienal Premio Copé de Poesía (1995). Es uno de los intelectuales más importantes de los últimos años, su poesía es referente obligado de la nueva literatura nacional.

Poemarios publicados:

Este cultor de la narrativa nació en Puno en 1967. Estudió en el Instituto Pedagógico de Puno, y cuenta con estudios de jurisprudencia en el extranjero. En 1999 publicó Desde un rincón de mi alma.

Nació en Juliaca. Es poeta, narrador y periodista. Apaza es el representante prominente de las letras juliaqueñas. Publicó su libro Aporía.

Este poeta nació en Puno en 1969. Cuenta con estudios de Derecho y es profesor de literatura. A los 22 años publicó su poemario Desatando penas (1992).

Nació en Laraqueri-Puno en 1969. Es abogado de profesión. Ha sido ganador de varios premios literarios locales. Actualmente dirige la revista El pez de oro. Ha publicado el libro Geografía de la distancia (2004).

Escritor y crítico, nacido en 1970, en Copani-Yunguyo. Estudió Literatura y Lingüística en la UNSA de Arequipa. Ha publicado Imaginario de la palabra, un libro de estudios literarios y culturales. Colabora en varias revistas nacionales con artículos de crítica literaria y cuentos de gran factura.Y ejerce docencia en la UNA-Puno.

Poeta nacido en Huancané (Puno) en 1972. Es uno de los representantes de los poetas peruanos de fin de siglo. Ha publicado el libro Herejías (1996)

Nacido en Puno en 1975 y muerto en 2000 (a los 25 años de edad) en un accidente automovilístico. Estudió Derecho en la Universidad Nacional del Altiplano. Escribió El beso de la muerte (2002).

Es uno de los escritores en prosa más jóvenes de la literatura puneña. Nació en Puno en 1978. Estudió Comunicación en la Universidad Nacional del Altiplano. Ha publicado los siguientes libros:

En la actualidad está terminando la primera versión de su novela Febrero lujuria.

Junto con Christian Reynoso, son los dos únicos narradores de la actualidad puneña, con libros publicados. Nacido en Ayaviri (Puno) en 1980. Se graduó de licenciado en Lengua y Literatura, Psicología y Filosofía en la Universidad Nacional del Altiplano. Cuenta con estudios de postgrado en Investigación científica y Docencia universitaria. Al alimón con Franklin Ramos ha publicado el libro Espejos de bronce (2005), que está estructurado en dos partes: ?Lilial? (39 poemas de Franklin Ramos) y ?El amuleto del Inti?, una colección de 15 cuentos de Javier Núñez.

Núñez tiene aún inédito el libro La ciencia perdida; y está terminando la redacción de su primera novela.

Poeta y pintor puneño. En 1993 se editó su pequeño volumen Pisando camino, con 17 poemas y 1 cuento corto.

FANTOMAS

miércoles, 13 de febrero de 2008

Sobre el libro de Percy Zaga

El francotirador dijo...

La palabra «lección» es el primer sustantivo abstracto del verbo «leer» y su primer significado histórico es, por tanto, «acción de leer». Después, al ritmo de los procesos naturales de la evolución lingüística, el campo semántico de «lección» se va ampliando y así pasa a significar «inteligencia y comprensión de un texto», más tarde «explicación de un texto para que sea comprendido» y finalmente «porción de un texto», o sea, cada uno de los fragmentos en que se dividía una materia escrita para ir leyendo poco a poco, interpretando lo leído y avanzando a trechos en la tarea del conocimiento. A estas alturas «lección» ha dejado de usarse para referirse a la «acción de leer» y otro sustantivo abstracto había venido a ocupar el vacío: la palabra «lectura». El doctor Padilla tiene ese orden al reves o lee de cabeza. No sabemos.
Mi querido doctor (profesor de Paz y Garambel) Los grandes libros fundacionales de la literatura no son más de tres o cuatro y cada uno de ellos ha abierto diferentes vías a la cultura histórica y a la cultura contemporánea. A nadie se le escapan las dimensiones de la Biblia, de la Iliada y la Odisea, de Las Mil y una noches, ni sus consecuencias intelectuales, ideológicas o espirituales. Tal vez pueda añadirse un libro más al grupo, que es el Quijote, con la notable diferencia de que el Quijote es creación intelectual de un solo individuo y no la obra anónima y unánime de un pueblo en expansión. Tiene ese nivel la monografia de Percy Zaga? Doctor fundacional responda por favor.

martes, 5 de febrero de 2008

Oswaldo Reinoso made in Puno



¿Y este es el mejor narrador joven de Puno?

Habla el padre de los poetas jovenes



Embaucando bobalicones Floro puro

El modelo postmoderno en la poética de Walter Paz

Por José Luis Velásquez Garambel

Dedico a la ignorancia rampante en la “intelectualidad” puneña. Cuanto más rápido lleguemos al conocimiento será más fácil entender a poetas de la talla de Walter.

Albrecht Wellmer habla de concepto esquivo al referirse a la postmodernidad o el postmodernismo, y es que iluminar dicho concepto conlleva su buena dosis de dificultad. Su permanente estado de debate confrontado, modernidad-vanguardia-postmodernidad, hace posible un enfoque multiinterpretador en tanto la mera acotación del término en sí se halla lejos de lograr ser precisada. En este mismo sentido caben los clarificadores trabajos de Jean-François Lyotard, Levin, Wallis, Jameson, Hornung, Hoffman, Sontang, Spanos, Fokkema, Deleuze, Kunow, Habermas, Simmel, Huyssen, Foster y Kroker, entre otros, si bien extendemos la serie a autores de pensamiento españoles más próximos en el tiempo y que en los últimos años ha retomado la polémica de la postmodernidad como como son Jacobo Muñoz, José Luis Pardo, Eduardo Subirats, Javier Sádaba, Juan Antonio Ramírez, Gómez de Liaño, J. M. Mardones, J. Beriain, A. Ortiz-Osés, Fernando Savater, M. Fernández del Riego, José Tono Martínez o Jesús Ibáñez, también entre otros. En este mismo eje, considero necesario establecer aspectos de la cartografía de la postmodernidad -dado que su acepción en el campo de la historia, desde planteamientos que siguen estrechamente los postulados de Hayden White, Said, LaCapra o Paul Veyne, implica especialmente como sujeto a Eduardo Mendoza- y marcar los referentes en cuanto a definición y caracterología de lo que se acepta como espacio heterogéneo y, tal como como hemos adelantado, foco cultural controvertido y disperso.
Partiendo de Lyotard, Josep Picó señala que la postmodernidad se da "como la crítica al discurso ilustrado y su legitimación racional". Nos referimos a un movimiento epocal en el que la postmodernidad "representa la incredulidad en los metarrelatos". Por su parte el citado Wellmer subraya que la postmodernidad define el final de un proyecto histórico, que es "el proyecto de la modernidad, el proyecto de la Ilustración europea, o finalmente tambien el proyecto de la civilización griega y occidental", una continuación del modernismo en la que se opta por un cambio de registro, o, siguiendo a Wellmer, "un movimiento de des-construcción", una actuación del tiempo limitado al presente, único estadio reconocido por la est postmoderna. Ahondando en ello, Ihab Hassan hablará, también, de "deconstrucción, descentramiento, desaparición, disimilación, desmitificación, discontinuidad, diferencia, dispersión" en el discurso. Germán Gullón se referirá a la transversalidad, "a la obra de arte posmoderna [en la que] encontramos lo real y lo imaginario conjugados". Jesús Ibáñez dice que la postmodernidad "es la en la que se borran los signos del tiempo", apreciación desde la que podemos aproximarnos a las palabras de Jacobo Muñoz para quien la postmodernidad va más allá de tipologías literarias para instalarse en una vasta lista de t clave. A saber: "Apertura, heterodoxia, eclecticismo, marginalidad, revuelta, deformación, difracción, descreación, desintegración, deconstrucción, desplazamiento, discontinuidad, dispersión, fragmentación, incredulidad, particularismo, diseminación, ruptura, dadaísmo epistemológico, otredad, caos, rizoma [...], despedida de los grandes relatos legitimadores (de la dialéctica del Espíritu a la hermenéutica del sentido, de la emancipación de la clase obrera al desarrollo económico y a la épica del progreso)". Asistimos, por tanto, desde una epistemología explícitamente diferenciada y diferenciadora a una reorientación del axioma arte cuyas dislocaciones no se anteponen tanto a la modernidad cuanto que nacen de ella en su precipitación en el tiempo y en el espacio culturales. Si el movimiento moderno (visible en la utopía arquitectónica de Mies, Le Corbusier, Hilberseimer, Bauhaus, Gropius) quebró la huella del pasado, del academicismo como componente unitario, la postmodernidad (manteniéndonos en el ejemplo arquitectónico, Charles Moore, Robert Stern, Philip Johnson o Michael Graves) niega la dinámica triunfal de esa misma modernidad entroncada en el marco aceptado como oficialidad. Hablamos de reaparición de la antigua ideación de arte. Con palabras de Andreas Huyssen constatamos cómo en el final de la vanguardia moderna se recupera el principio del "museo como templo, el artista como profeta, la obra como reliquia y objeto de culto, la restauración del aura", con lo que se da un reciclaje que va a ser denostado por los postmodernistas. Hay en éstos una pérdida de confianza "en la unidad teológica sustancial de la modernidad", tal como lo indica Juan Antonio Ramírez, quien afirma que lo postmoderno "significa todo lo que puede existir cuando lo moderno es sólo un punto de partida o el mero entorno tácito de cualquier nueva creación".
Huyssen matiza y distingue históricamente tres brechas de postmodernismo en función de las décadas de los 60, 70 y 80, que lo acogen. Considera que en el primer postmodernismo, que él localiza entre los años sesenta y setenta, se pretende revivificar "la herencia de la vanguardia europea y darle una forma americana en torno a lo que se podría llamar (...) el eje Duchamp-Cage-Warhol". Con él aparecerá la visión del eclecticismo y la literatura de lo que se ha calificado como relato del alma americana, es decir Jasper Johns, Jack Kerouac, Burroughs, John Barth, Ginsberg y Barthelme. Siguiendo en este planteamiento, Graff ha escindido el cosmos postmoderno de la década de los sesenta en una doble articulación que él califica como líneas apocalíptica y visionaria, que pugnan contra el modernismo institucionalizado de los años cincuenta. Siguiendo el eje señalado de Huyssen, el postmodernismo inicial obedece a cuatro características perfectamente perfiladas. En primer lugar, establece que el postmodernismo de los sesenta "estuvo caracterizado por una imaginación temporal que mostró un poderoso sentido del futuro y de las nuevas fronteras, de ruptura y de discontinuidad, de crisis y de conflictos continentales de vanguardia anteriores como el dadaísmo y el surrealismo antes que el modernismo culto". Hablamos aquí de nacionalización del postmodernismo en tanto que EEUU se entroniza como núcleo determinante e influyente en el mundo artístico-literario del período.
Hay que subrayar un segundo carácter definidor que Huyssen concreta en la quiebra de lo que ha sido definido como arte institución. Recordemos que, tal como indica el propio Huyssen, "el atrevimiento de la vanguardia histórica había sido desmitificar y socavar el discurso legitimador del arte de élite en la sociedad europea". El postmodernismo así revierte su actitud hacia la recuperación de ese espíritu iconoclasta manifiesto en los albores del arte moderno desde donde se opera un criterio antiminoritario. Postmodernidad y vanguardia fundirían, en este sentido, su filo al trabar arte y vida.
El tercer rasgo avalaría la aceptación tecnológica de las propuestas postmodernistas. Si Vertov, Heartfield o Bertolt Brecht respaldaron la fotografía y el cinematógrafo como recurso expresivo y soporte de estética ideológica, de igual manera la órbita de Marshall McLuhan y su traducción en una normalización cibernética será integrada como desafío de los artistas y escritores postmodernos. Decors mantiene que en el postmodernismo "todo elemento puede ser válido y 'útil' como expresión de arte. Lo único que prevalece por encima del producto acabado es el proceso a través del cual extraemos los elementos de sus categorías originarias para exponerlos o representarlos", y en esa validez se axiomatizan los medios de estética y de comunicación tecnológica. Siguiendo el pensamiento de Vattimo se puede determinar la importancia que representan los medios de comunicación en el nacimiento de una sociedad postmoderna, en tanto "esos medios caracterizan a esta sociedad no como una sociedad más 'transparente', más consciente de sí, más 'ilustrada', sino como una sociedad más compleja, incluso caótica". Huyssan, por último, destaca la revalorización de la "cultura popular como desafío al canon del arte culto, modernista, tradicional". Cotidianeidad, esteticismo camp, el pop, la música folk y el rock , o lo que sería igual hablar de cicatrización entre lo popular y lo elitista, la liquidación de lo jerárquico, la eliminación del criterio comparativo entre arte de libro y arte de calle, es, pues, una huida de la ortodoxia, una afirmación diferente del juego artístico.
En cuanto al postmodernismo de los años 70 y 80, de clara vinculación con Walter Paz, hablemos de cambio de rumbo, y hagámoslo desde planteamientos de desencanto. Desde una pérdida de la huella de Fiedler, hay toda una metamorfosis que marca la desvanguardización de la heterodoxia presente, por ejemplo, en el pop, e incluso -subraya Huyssen- aquel "optimismo inicial en torno a la tecnología, los medios de comunicación y la cultura popular había dado paso a unas valoraciones más sensatas y críticas: la televisión como contaminante más que como panacea". El nuevo postmodernismo hará gala de una mayor dispersión, de una visión menos unitaria; más que nunca la relatividad de los sucesos, el cruce de caminos con los vértices neodadaísta y neoexpresionista como síntoma, la aniquilación de una verdad totalizadora e intocable, el valor de la unicidad o el tiempo de lo plural, cobrarán un crédito preanunciado en los años sesenta. "Las expectativas de combinación experimental y mezcla entre la cultura de masas y el modernismo parecieron prometedoras y produjeron algunos resultados artísticos y literarios de los más brillantes y ambiciosos de los años 70" .
Discontinuidad de lo real, minimización del discurso literario, desrealización del eje escritural, insuficiencia e incapacidad del discurso para asumir la verdad y, especialmente, la acepción de "una literatura del no-conocimiento", en la que toman naturaleza la anulación del orden lineal, el rechazo del paradigma consensuado y la inclinación por la diversidad y la plurisignificación, ajustan el registro de una poética que está por la dispersión y la artificiosidad como modo de conocimiento. Ese planteamiento del concepto de postmodernidad nos pone en contacto directamente con la noción de historia y novela histórica. Conviene que nos detengamos en esta premisa acerca del principio dialéctico de Hegel y su resolución en Marx, en tanto lo postmoderno apuesta por una reconceptualización de la historia, y en esa redefinición coinciden las quiebras contundentes hacia las rigideces hegelianas y materialistas sobre las que atentan y se rebelan los postmodernistas. Sabemos que el método dialéctico expresa la conexión dinámica de las cosas, la universalidad del cambio y su carácter radical: todo lo que posee realidad se encuentra en proceso de transformación por el hecho de que consta de factores o fuerzas opuestas cuyo movimiento interno lo conecta todo y cambia toda cosa en algo distinto. La oposición adoptada por el materialismo dialéctico es que su método revela leyes relevantes para todos los niveles de la existencia porque están convalidadas por la experiencia pasada. Como hemos dicho, es imprescindible comprender estos planteamientos con el fin de ahondar en la visión poética que emana de Walter Paz.


(*) José Luis Velásquez Garambel (1980), Maestría en Interculturalidad (UNA-Puno), Investigación Científica (UNFV-Lima) y Doctorado en Ciencias Histórico Sociales (UNSA-Arequipa), ha sido profesor invitado de la Universidad Nacional del Altiplano en los cursos de literatura Antigua y Contemporánea (2005), del mismo modo en la Universidad Privada José Carlos Mariátegui – Moquegua (2005).

Miren a Gabriel ¿No hubiera ganado el Concurso?



Ese es el famoso autor de este blog Gabriel Apaza Mamani. Enemigo público de la literatura puneña. El mongo de amarillo que aparece detrás de una reina juliaqueña. Así nomás es y todavía quiere tumbarse a los literatos de Puno.

Literatura puneña: un libro fundacional

Feliciano Padilla

Casi al concluir el año 2007, la Editorial René Impresores de Juliaca publicó un libro importante dentro de la historia del ensayo puneño, con el título de “Literatura Puneña” y el subtítulo de “Para educación secundaria”, de la autoría de Percy Zaga Bustinza.
I. ESTRUCTURA: La obra contiene estudios de literatura, ensayo, oratoria, periodismo, crítica, teatro y música; todos ellos precedidos de modo pertinente, por algunas consideraciones generales referidas al hombre, la naturaleza y el arte y, de un contexto de literatura americana y peruana, que funcionan a guisa de marco teórico general.
El estudio de la literatura comprende sus dos versiones: prehispánica e hispánica. La primera se desarrolló en las lenguas nacionales como la aymara y quechua y; la hispanista, en lengua española. La literatura en castellano arranca desde la época de la conquista con algunas crónicas donde Puno es el centro de la historia, hasta Ludovico Bertonio y su famoso “Arte de la lengua aymara” publicado en 1616. La época de la emancipación está representada por José Domingo Choquehuanca y, la república del siglo XIX, por los poetas de finales de aquella época, sustentados con fuentes periodísticas, hasta los literatos del siglo XX, cuyo primer representante más notable fue Gabino Pacheco Zegarra. Le siguen una exposición acerca del indigenismo con Gamaliel Churata y el Grupo Orqopata, por un lado y; Emilio Romero, Mateo Jayka y distintos escritores, como iniciadores de la narrativa puneña, por otro lado. En el Grupo Orqopata se considera a nuestros poetas más queridos como Alejandro Peralta, Luis de Rodrigo, Aurelio Martínez, Emilio Vásquez, Emilio Armaza, Benjamín Camacho.
El centro de este ensayo es la literatura y, por tal razón, ha merecido la mayor atención de Percy Zaga, quien, en este capítulo, aborda las poéticas de Carlos Dante Nava, Carlos Oquendo de Amat y Efraín Miranda. Luego, merecen un estudio panorámico: Vicente Benavente Ccalla, Óscar Cano Torres, Mercedes Bueno, Roberto Mendoza, Luis Zambrano Rojas, José Parada Manrique, José Paniagua Núñez, José Díaz Bedregal y Roberto Bustinza Mamani. El ensayo literario continúa con un estudio de la Promoción Intelectual Carlos Oquendo de Amat (Omar Aramayo, Gerardo García Rosales, José Luis Ayala, Serapio Salinas, Gloria Mendoza y Percy Zaga. Finaliza el trabajo con glosas sobre los últimos literatos puneños: José Alberto Velarde, Lolo Palza Valdivia, René Apaza Challada, Simón Rodríguez Cruz, Fidel Nina Mendoza, Gabriel Apaza Mamani, Darwin Bedoya, Rodolfo Chávez Luque, Luis Pacho Poma, Wálter Paz Wuispe, Hedí Sayritúpac Flores, León Quispe Huranca, Luis Rodríguez Castillo, Boris Espezúa Salmón, Alfredo Herrera, Víctor Villegas Arias, Rudy Frisancho, José Luis Velásquez, Wálter Zea Mamani, Bladimiro Centeno Herrera, Elard Serrato Dancuart, Édward Huamán Frisancho, Adrián Cáceres Ortega, Christian Reynoso y Camilo Sánchez Ayscorbe. La narrativa actual, por su parte, incluye semblanzas de Luis Gallegos, Jovin Valdez, José Luis Ayala, Omar Aramayo, Jorge Flórez-Áybar, Zelideth Chávez y Feliciano Padilla
El estudio del ensayo puneño abarca diferentes tendencias y especies, tales como el ensayo pedagógico con José Antonio Encinas; el ensayo jurídico, con Juan José Calle, Santiago Giraldo y José Frisancho; el ensayo social con Mariano H. Cornejo y Augusto Ramos Zambrano; el ensayo técnico, con Enrique Encinas Franco, David Frisancho Pineda y Manuel Núñez Butrón, principalmente; en la oratoria, Mariano H. Cornejo; en el periodismo panfletario, Federico More; en la crítica literaria: Juan Luis Cáceres Monroy, Omar Aramayo, Federico More y Jorge Flórez Áybar.
En el acápite dedicado al teatro puneño se habla de Inocencio Mamani, Emilio Romero, Alberto Paniagua y Hugo Bonet, con algunas alusiones al Grupo Los Chasquis. Por su parte, en música relacionada a la literatura, aparecen el Pupa Dávila, Cástor Vera Solano, Faustino Rodríguez, Zacarías Puntaca, Abel Arce Gordillo, Víctor Cuentas Ampuero, Gaspar Aguirre Flores, Rosendo Huirse, entre los principales.
II. COMENTARIO: No cabe duda que esta obra es un libro fundacional en su género, por cuanto, es el primer gran esfuerzo por estudiar, desde una perspectiva holística, todas las expresiones de nuestra literatura, sostenido por fuentes escritas debidamente registradas, un estilo apasionado que, a veces, origina apreciaciones sarcásticas y una voluntad de registrar todo aquello que pueda servir para llenar de puneñidad el espíritu de las futuras generaciones.
Lógicamente que el proyecto da para más, pero, el propósito de Percy Zaga ha sido presentarnos en pocas páginas un tratamiento condensado del quehacer literario puneño. El subtítulo “Para Educación Secundaria” delimita los alcances de su historia literaria y justifica, de cierta manera, la brevedad de sus comentarios. Debe reconocerse que no es una antología, que de por sí, involucra el significado de selección o florilegio de lo mejor, de acuerdo a los criterios utilizados por el antólogo. El libro de Zaga es una breve historia de la literatura puneña. Quizá con el tiempo y en una futura reedición, precise más los conceptos, amplíe el análisis del proceso y adecue una metodología para recolectar y analizar la información, tomando como base la escuela o movimiento literario, o una perspectiva generacional, cronológica, periodológica o estilística. No obstante ello, siempre será problemático, cuando no, controvertido, integrar esas dos formas particulares de la cultura, como son la historia y la literatura.
En el siglo pasado se han hecho investigaciones notables para articular la ciencia de la historia con una disciplina cuyo eje es la creación. Durante mucho tiempo la tríada conceptual constituida por la crítica literaria, teoría literaria e historia literaria, generó vaguedades y ocupó el centro de interés de las investigaciones literarias, hasta lograr un deslinde acerca de su naturaleza y objeto de estudio. Pero, aún quedan en pie muchos aspectos sin resolver, como aquella que se refiere a considerar la historia de la literatura tal si fuera una historia particular, sin definir exactamente de cuáles y de qué naturaleza han de ser sus relaciones con y dentro de la historia propiamente dicha. En algún momento René Wellek, plateaba su conocida dicotomía: es historia o es literatura, so pena de que no sea más que una mera crónica literaria o mero acarreo de materiales ordenados cronológicamente, según la praxis habitual del historicismo positivista, que ha dejado de ser usado como modelo de trabajo historiográfico.
La historia de la literatura y sus categorías tenían para Todorov la consideración de hechos empíricos previos a la teoría, o sea de representaciones creativas que debían, a posteriori, contraponerse a la artificiosidad de las nociones teóricas. Actualmente, esto dista mucho de ser así. En la época contemporánea, la aparición de Bajtin y su concepto de estudio diacrónico, ha sido crucial para el desarrollo de la historia de la literatura, en cuanto, logró concatenar teoría y hecho literario. Existen varios paradigmas de historiografía literaria que toman como elemento de estudio unidades extensas como períodos, corrientes, movimientos y escuelas. En su momento, Ortega y Gasset utilizó una perspectiva generacional, sin embargo, aún no es posible anular ambigüedades entre estos conceptos y categorías, y más todavía, con la noción de período, cuyo uso se ha relativizado en los últimos estudios historiográficos de literatura.
En Puno tenemos varios ensayistas y antólogos de literatura. Los escritores Juan Luis Cáceres, Omar Aramayo, José Luis Ayala y Jorge Flórez-Áybar son representantes de estas especies literarias. La publicación de este libro de Percy Zaga Bustinza, con una extensión de sólo 160 páginas, nos presenta, por primera vez, a un intelectual que hace historia de la literatura puneña, como resultado de un esfuerzo considerable y prolongado. Y ése es uno de sus méritos. Por eso, el libro marca un hito. Los especialistas podrán criticar el uso del método, su aparente desorden, la brevedad del tratamiento; pero son valiosos el estudio de los hechos literarios enmarcados en procesos socioeconómicos del Altiplano, que es como debe tratarse la literatura. El humor, la ironía que, a veces, utiliza para comentar, no rebaja la calidad del libro, porque se corresponde exactamente con el estilo del escritor, con su reconocida personalidad, que no va a cambiar sólo por complacer a sus amigos escritores. Por el contrario, saludamos esa actitud que lo diferencia de los comentaristas puneños de literatura.
Qué duda cabe, el libro de Percy Zaga es un aporte a la cultura puneña, una obra de lectura obligatoria para profesores de comunicación, un trabajo de consulta para estudiantes de secundaria y superior y, un breve tratado que coadyuvará en el fortalecimiento de nuestra identidad como Región. El autor no es historiador de profesión; por tal razón, es comprensible cualquier falencia de carácter metodológico, o la engañosa desorganización de su estructura, o el enfoque de sus análisis que más bien tiene que ver con su aparato ideológico; pero, nadie podrá discutir su honestidad, su vocación de servicio y su valentía de arriesgar el pellejo por lo que cree. Eso es lo que vale en los hombres. Se rumorea por ahí que pronto aparecerán otros libros de historia de la literatura puneña por parte de René Calsín y José Luis Velásquez, quienes sí tienen preparación académica en el área. Esperaremos con ansias esos trabajos.
Finalmente, si algo tengo que observar en esta obra es la duda que Percy tiene acerca de mi puneñidad. En efecto, no tuve la suerte de nacer en Puno, tampoco, en Apurímac; pero nadie escoge el lugar donde va a nacer. Soy puneño porque aquí están, en el cementerio de Laykakota, los huesos de mi hijo Pável Mijaíl que murió cuando cursaba el quinto año de secundaria; aquí están mi familia, mis amigos, mi trabajo, mi casa; aquí asimilé la concepción del mundo de la nación quechua-aymara; aquí me hice escritor y; aquí seré enterrado cuando me vaya de este mundo.
Felicitaciones a Percy Zaga por esta obra inaugural y trascendente. Dará mucho que hablar a favor y en contra; lo cual, está bien, porque eso es lo que se espera que suceda cuando se escribe un libro.

domingo, 3 de febrero de 2008

Otra votación




¿Y cuando realizarán una votación para elegir al mejor de estos viejitos?

Vidas cambiadas

El cazador de esfinges dijo...

Este Blog ha logrado influir en la vida social de los poetas jovenes de Puno: JLVG dejó crecer su joroba. Walter paz estrechó su relacion de amor y odio con JLVG. Los suches ya no reciben más petrodolares, Bedoya está terminando un Cuento extenso con todos los sufrimientos que el Blog le trajo. Chuqui ha desaparecido. Fidel Mendoza aumentó 17 kilos, etc. etc.
Lo más resaltante es que el monstruo de los Cerros Filonilo Catalina ha decidido aprovechar ganancia de pescadores en el caos reinante para autoungirse como el mejor poeta de los ultimos tiempos y le está dando mucho material al Blog. Gabriel Apaza ha decidido presentar en fecha breve su libro en Puno. Ha cursado ya invitaciones publicas para que los comentaristas de su poemario sean JLVG, el intelectual de moda, Walter Paz, el teórico español, Darwin Bedoya, para que saque a relucir, si tiene las agallas, sus rencillas y Luis Pacho por si los anteriores intentan joder la poesía de Gabriel.
(continuará...)